El testimonio cristiano es simplemente compartir
nuestra fe sincera en Cristo - ¡lo que Él ha hecho personalmente para cambiar
nuestras vidas! No estamos llamados a llevar a alguien al cielo a fuerza de
discusiones y debates. ¡Simplemente, estamos llamados a compartir! Como en la
sala de la corte, estamos llamados a ser testigos del Evangelio, no a ser el
abogado, ni el juez, ni el jurado...¡Déjele eso a Dios!
En
su carta a la iglesia de Corinto, Pablo toca el corazón del testimonio
cristiano:
Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor. Y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. (1ra de Corintios 2:1-5
TESTIFICANDO
Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor. Y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. (1ra de Corintios 2:1-5
TESTIFICANDO
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